Hola a tod@s, hacía tiempo que no publicaba una entrada, así que aprovecho mi última escapada a tierras extremeñas para realizarla.
Había estado anteriormente en varias ocasiones por esas tierras de Dehesa. En todas esas ocasiones visitando la Feria Internacional de turismo Ornitológico por lo que las visitas no eran especialmente fotográficas si no de disfrute, una feria que atrae a miles de personas aficionadas a las aves.
En esta ocasión, mi padre y yo viajábamos a Extremadura pero no a dicha feria, si no a visitar a nuestros amigos Jero Milan, en el Terruño y a Jorge Barrena, en Mérida, quienes nos invitaron a sus tierras para conocer sus aves. Desde el momento que llegamos el trato por parte de ambos fue excelente. Asi que a continuación me pongo a relatar el viaje:
El viernes salimos de viaje hacia Torres de Miguel Sesmero donde nuestro amigo Jero nos esperaba. Exactamente se encuentra en la provincia de Badajoz, un pueblo en medio de campos de Olivos y dehesas. Hacia las 5 de la tarde llegamos al pueblo y Jero nos estaba esperando para acompañarnos al hostal donde nos ibamos a alojar. Jero enseguida nos montó en el bote, un coche mas viejo que la tana pero que como tira y nos pusimos en camino a recorrer los campos extremeños mientras nos iba explicando sus experiencias con la naturaleza en los diferentes rincones del Terruño.
Después de una pequeña toma de contacto con aquellas tierras, los siguientes tres días que pasaríamos en el Terruño los planteamos de la siguiente manera, el Sábado a la mañana fuimos al hide de milanos que tiene Jero, perfectamente instalado en una finca privada con los debidos permisos, en el que después de un año de trabajo cebándolo semanalmente, excepto en los meses de cría, la confianza de estas aves era tal que apenas había amanecido y ya estaba el cielo lleno de estas aves, realizando sus picados, persecuciones...En cuanto el primer milano tomó un posadero, el resto se dejaron caer como meteoritos, con una variedad de plumajes impresionante.
Aparte de los milanos, los ratoneros también hicieron acto de presencia y cuando uno de estos se acercaba los milanos salían despavoridos del lugar, hasta que estos abandonaban de nuevo la zona.
La verdad es que tuvimos mucha suerte en cuanto al tiempo y la luz, ya que en estas fechas que un día aparezca lleno de nubes es muy raro y tuvimos un par de días nublados, dándonos la oportunidad de aprovechar mas horas de luz aparte de las del amanecer y atardecer.
Busardo ratonero
Milano negro
Milano negro
Milano negro
Milano negro
El mismo Sábado por la tarde, como las nubes que había a la mañana se disiparon y la luz era muy dura, decidimos echarnos una siesta y hacia las 19:00 de la tarde ir al bebedero que tiene Jero en una finca de un familiar suyo.
Ese bebedero esta orientado para hacer fotos en invierno y que durante esos meses el sol quede a la espalda durante todo el día, en cambio en verano las horas buenas son por la mañana ya que por la tarde el sol queda muy lateral y aveces genera sombras y luces un poco dificiles de controlar.
A pesar de la luz, decidimos hacer tres sesiones en el bebedero, el Sábado por la tarde, el Domingo por la mañana y la última, ese mismo día a la tarde ya que según la previsión del tiempo se nublaría e ibamos a tener la posibilidad de hacer fotos con tres luces diferentes, amanecer, nublado y luz lateral o contraluces. Aunque la previsión se equivocó.
La naturaleza aveces es caprichosa. Nos tocó ingeniarnoslas para hacer sombra al bebedero ya que no había ninguna nube por los cielos. Con unas ramas de lentisco hicimos la sombra que necesitabamos sobre el bebedero.
Al bebedero nos entraron una gran variedad de especies. Para mi las estrellas fueron el Arrendajo y el Alcaudón común, aunque también entraron las siguientes especies:
Mirlo común
Cogujada montesina
Pardillos
Verdecillos
Verderones
Jilgueros
Estorninos
Carboneros
Gorriones
Herrerillo común
Curruca cabecinegra...
Una sorpresa fue la visita de un Pico Picapinos que sin llegar a entrar a beber agua, se posó en un posadero que tiene Jero allí colocado.
Estornino negro
Mirlo común
Curruca cabecinegra
Pico picapinos
Arrendajo euroasiatico
Cogujada montesina
Alcaudón común
El Domingo a la noche tocó lo peor de esta primera parte del viaje, la despedida pues habían sido unos días fantásticos por esas tierras en compañía de un buen amigo y que nunca olvidaremos tanto su trato como el de su familia. Un abrazo desde aquí para los cuatro y a ver si se animan a venir por aquí arriba. Nunca olvidaremos nuestro paso por el Terruño.
Antes de nuestra partida a Merida Jero nos dejó un hidro ya que solo llevábamos uno. El Lunes por la mañana hicimos una sesión en una charca donde el color del agua coge un color aceite precioso con las primeras luces del día.
La sesión fue una maravilla ya que para mi era la segunda vez que hacia hidro, para mi padre la primera y eso de poder tener a las aves tan cerca fue una gozada. Practicamente no hice mas especies aparte de zampullines, andaban con los pollos y las cebas y me dieron un sin fín de posibilidades.
Después de terminar la sesión de hidro y recoger el equipaje del hotel, partimos hacia Mérida donde nos esperaba nuestro amigo Jorge.
La intención era hacer hidrohide. Jorge tiene varias lagunas controladas donde poder practicar esta disciplina.
Hicimos varias sesiones en dos lagunas distintas.
El Lunes, en la primera laguna queríamos fotografiar Ardeidas, especialmente la Garcilla cangrejera y que finalmente no pudo ser, aunque lo disfrutamos con otras aves como un Calamón, una Garza imperial y un Avetorillo con los pollos ya bastante crecidos..
Calamón
Garza imperial
Avetorillo
El martes por la tarde hicimos la sesión en la otra laguna, bastante mas grande.
Al principio, las aves se encontraban un poco recelosas del bulto pero poco a poco fueron cogiendo confianza, hasta tal punto que llegué a estar a escasos tres metros de las cigueñuelas. Aparte de estas patilargas, pude fotografiar alguna Garceta blanca, Garcilla bueyera... pero por falta de dedicación a estas otras, las fotos no son de la misma calida.
Garceta blanca
Los momentos en los que el sol estaba demasiado cenital y la luz no era aprovechable, lo dedicabamos para descansar o bien lo aprovechábamos para que Jorge nos enseñase los diferentes lugares cercanos a Mérida. Como unas fábricas abandonadas, donde las cigueñas han aprovechado para formar una pequeña colonia. También visitamos el parque natural de Cornalvo y también hicimos un poco de turismo por la zona antigua de Mérida.
Finalmente agradecer a Jorge su dedicación y su tiempo para hacernos disfrutar a lo grande de esos tesoros que se esconden en los alrededores de Mérida, muchas gracias y cuando quieras en el norte tienes tu casa.
La entrada quiero dedicársela a Jorge Barrena, Jero Milan, su familia y a mi padre.
Un abrazo.